miércoles, 13 de mayo de 2020


Arquitectura efímera

-Mi hija jugueteaba con su cubo a unos escasos quince metros de la orilla. Hincó su pequeña pala en la arena y, tras varias generosas paladas, rellenó completamente su balde que, con una veloz maniobra volcó sobre la superficie dejando la forma de su recipiente y creando la cuarta torre de su efímero complejo de torres, muros y fosos.

Imaginaba que las torres eran módulos separados de una gran mansión que miraba al mar, y que los fosos eran sus piscinas. Por un momento deseó con todas sus fuerzas que fueran de verdad.
De improviso, toda la playa comenzó a oscurecerse. Miró hacia arriba y observó cómo el sol se escondía tras el círculo de la luna, formando un arco brillante en sus bordes que dejó sumido por momentos a la playa en la más absoluta oscuridad. A los pocos minutos, volvió a asomar tras la luna y la luz inundó nuevamente toda la playa, para enseñar cómo mágicamente la efímera construcción de la niña, había mutado en una inmensa mansión real de cuatro recios edificios con su propia piscina cada uno de ellos y altos muros que, tal como había deseado se habían hecho realidad.
…y éste, señor juez, es el origen de este patrimonio al que usted se refiere.
-¿Un eclipse?.- preguntó sorprendido el juez.
-Ummm… sí.
-Al menos, ha sido usted original, señor alcalde.
-¿Serviría como atenuante?.
-No.

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